[ Show me what it's like to be the last one standing
And teach me wrong from right and
I'll show you what I can be ]
Hoy día es posible que yo no pueda decir que quiero ser en la vida. Pero cada vez estoy mas convencida de lo que no quiero ser. No quiero ser una mujer histérica, manipuladora, posesiva y controladora, no quiero ser de esas novias (algún día) a las cuales sus hombres le huyen, le mienten y le temen, no quiero sentirme acosadora y densa, no quiero que me oculten cosas por miedo a mi actitud. No quiero ser lo que somos las mujeres, lo que según los hombres nos dicta nuestra naturaleza ser: una rompepelotas. Vengo luchando contra el status de las mujeres hace 5 años y me niego a convertirme en lo que toda mujer hecha derecha, en tacos y bien maquillada, dice que hay que ser. No quiero ser fina ni elegante, no quiero zandalias que me hagan ampollas, no quiero maquillaje que me aje el cutis ni tintura que me quiebre el pelo, no quiero delicadezas de telenovela ni vestidos que no me dejen bailar. No quiero jeanes ajustados en días de campo ni sacarme el dobok de tae kwon do mientras no tenga que hacerlo, no quiero manicuras ni pestañas arregladas, no quiero los pies limpios, me gusta andar descalza. No quiero novios sensibles y delicados, comprensivos y románticos porque el macho argentino me sienta bien, no quiero cursilerías y ni quiero festejar aniversarios, meses, días ni eventos familiares multitudinarios donde presentar a nadie ni me presenten. No quiero rutinas ni rosas ni bombones ni cena a luz de las velas mientras pueda atracarme con helado y hamburguesas, pizzas y parrillas.