miércoles, 2 de diciembre de 2009

Domingo tipo 2 de la tarde.


A modo de puro retrato,

sin quejarme.
Sino fuera por ellos, no tendría qué escribir.


En lo que empezó como un almuerzo de domingo con toda la familia reunida terminó en una de esas banales discusiones que a veces tenían sobre temas que, siendo trascendentales o no, sacaban a luz las diferencias ideológicas. Entre los ravioles de borraja con tuco de pollo y el kilo de helado de Saverio comenzaron las hermanas la típica conversación de domingo donde las más grandes recordaban las propagandas, películas, bandas musicales y anécdotas de su época. Anécdota va, anécdota viene, por algún extraño motivo recordaron cuando Germán tenia 5 años y quiso ir a una escuelita de futbol para ser como Maradona. Como siempre, Papá se atribuyó el merito de haberlo llevado a una de las mejores escuelas que había, dato que Lorena refutó diciendo que había sido obra de la abuela Marita. Germán, de ya 25 años y creyéndose Maradona, dijo que no recordaba haber ido mucho tiempo a esa escuela. Eugenia dijo que había sido porque Papá se había peleado con algún fulano, dato que Papá refutó diciendo que a él no le gustaba la onda que había en esa escuela, llena de padres frustrados que exponían a sus hijos a los cazatalentos, dato que Lorena refutó diciendo que la abuela no había podido llevarlo mas por la enfermedad.
En alguna especie asociación libre terminaron hablando de cómo los representantes de los equipos de futbol manejan a los jugadores. Germán defendió a Maradona y Eugenia le dijo a Papá que dejara de generalizar. Papá, con tono de lección de matemática, explicó que el conocía un poquito mas que el resto sobre esas cosas y que el negocio del fútbol siempre había sido el mismo. Los dirigentes les decían a los jugadores donde ir, que ropa usar, que comer y cuando y hasta los llevaban a boliches donde toda la gente metida ahí dentro estaba minuciosamente elegida. Víctor opino que era un sistema complicado el del fútbol pero no acotó mas, solo miro al Negro, el novio de Lorena, que era el único hombre que todavía no había opinado. Germán defendió a Maradona, Eugenia lo acusó de gordo drogón. Mamá preguntó quién iba a comer postre y Papá dijo que no fueran pelotudos, el negocio del futbol siempre había sido el mismo y de eso el sabía un poquito mas que ellos.
Lorena refutó con algo, con lo que Papá la adjetivó de tarada y le dijo que de política, obviamente, el sabía un poquito mas que ella. Lorena le dijo que siempre el sabía mas que el resto. El Negro miró primero a su novia y después a Papá y siguió sin decir nada. Empezaron a elevar el tono de voz, el vino comenzó a hacer efecto en Papá que cada vez hablaba más y escuchaba menos, Eugenia le dijo que la terminara con los alardes y Mamá preguntó que gusto de helado quería cada uno. Vanina levantó los platos con restos de ravioles y pollo, Juana la acompaño a la cocina para fumar un cigarrillo.
La discusión se fue enturbiando. Mamá tapó el helado para que no se derritiera tanto, Eugenia, Papá y Lorena levantaron cada vez más los tonos de voz hasta que Lorena dijo que no pensaba seguir la conversación porque no le gustaba conversar a los gritos y mucho menos si Papá no iba a escucharla, Eugenia intento intervenir en la encarnizada discusión, Germán murmuró que dejaran de pelearse. Víctor le dijo a Papá que fuera mas leve con el vocabulario que usaba con Lorena y Papá dijo que Lorena tenia que dejar de mariconear, que si ella decía boludeces el le iba a contestar. Juana apagó el cigarrillo ya estando sentada en la mesa y Lorena dijo que se podía conversar sin gritar, que por ejemplo, en su casa ella y el Negro no se gritaban porque el Negro sabía que a ella no le gustaba elevar el tono de voz. Germán exclamó que ese ejemplo no contaba, porque el Negro era un pollerudo. Todos se rieron y con el aire distendido Vanina les comentó que su maestro de astrología le había dicho que por tener Acuario en casa 8, era propensa a no poder superar su miedo al desprendimiento del seno materno. Juana contestó que se notaba ya que siempre jodía con ser la que se sentaba al lado de mamá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario